Guido Ferro: “Dar vuelta las reglas que tenemos como sociedad y como mundo”
Un lobo marino que es como Aníbal Troilo tocando el bandoneón, una mulita que es medio-uruguaya-medio-argentina tomando mate, y un aguará guazú como docente rural, son solo algunos de los protagonistas muy normales en las ilustraciones y realidad de Guido Ferro (@holaguidoferro).

“¿Qué es lo normal?”. Esa cuestión te la dejo a vos, querido/a lector/a, para repensar después de leer esta nota. Te prometo un mini sacudón y una nueva forma de recibir el mensaje que ya todos sabemos, pero que tanto cuesta implementar.
Este Martes de Arte, de la mano de Guido, la propuesta es poner las reglas patas para arriba, abrirse al juego y conectar con la conciencia por nuestra casa-mundo.
Ferro es ilustrador, periodista y realizador audiovisual, pero ante todo se considera un comunicador, que usa como canal la ilustración para transmitir ideas, historias y emociones. Sus personajes nos recuerdan a los humanos que somos animales y que no da “cortarnos solos”.

La línea, la trama, los colores oscuros, la personificación, el realismo mágico y el humor son algunos de los recursos de este artista que ha encontrado su estilo en el detalle minucioso que a veces le quema la gorra pero que al final elige con mucho amor y disfrute para su carrera profesional.
Sobre la intervención del frasco BEEPURE para Martes de Arte, Guido afirma que, ante todo, se divirtió mucho:
“A veces cuando el trabajo tiene que ver con la creatividad o con el arte, da la sensación, para quien no se dedica a esto, de que no es tanto trabajo. Pero en realidad los que nos dedicamos a la ilustración casi todo es por encargo y tenemos que cumplir objetivos, con deadlines… te corren los tiempos y las entregas. Y muchas veces en esa no entra el juego y la experimentación. Entonces cuando aparece una propuesta así está buenísimo poder conectar con eso”.
Hablemos de esos espacios de juego, creo que a muchos nos vendría bien retomarlos…
“Por más de que lleves mucho tiempo dedicándote a algo, es súper importante siempre dedicarle un espacio a la experimentación, libre de juicio y de objetivos concretos. Hay que programar esos espacios, si no le das un tiempo y un lugar a las cosas, no pasan”.
¿Y cómo es ese espacio en tu caso?
“Para mí va por el lado de pintar, llevarlo a un trazo más grande que me saque del detalle tan minucioso con el que trabajo que, como todo, a veces agota. A mí me encanta el estilo que logré, pero me cansa un poco. Se acumula el volumen y terminás quemado; entonces irme a un lienzo, herramienta más grande, me descontractura, me libera. Eso es lo que busco”.
Me da la sensación de que el juego en tu caso es como un estilo de vida.
“Soy muy curioso y ejercito eso por naturaleza sin esfuerzo. No es algo de lo que me pueda jactar, porque vine así de fábrica, qué sé yo. Tengo una tendencia a buscarle una vuelta a las cosas y a ver todo con mucho humor.
Creo que el humor es un canal increíble para ver el mundo de otra manera. El humor no tiene por qué ser de carcajada, pueden ser guiños, detalles, que nos hacen sonreír un poquito.

Tener al lado a alguien como Vero (por Vero Gatti, artista y su pareja, y quien también participó de “Martes de Arte”), con la que compartimos esa forma de ver el mundo, hace que eso sea más fácil. Por ahí, nos pasa que nos metemos en la trituradora de carne de la vida y nos colgamos un poco, pero enseguida alguno de los dos tira un puente divertido que nos hace de nuevo conectar. Se hace muy fácil y muy llevadero”.

¿Y cómo fue jugar con el frasco de BEEPURE?
“Siempre mi búsqueda es por el lado de los personajes animalizados, y empecé a probar eso. Elegí una paleta que me gustaba, pinté todo el frasco de azul, salió un conejito, dije ´que esté con otro´ y, bueno si están dos personas, tienen que estar compartiendo algo.
Yo hace unos años que estoy fan del mate. A nivel familiar yo soy muy del té. Rarísimo porque no es que somos de familia inglesa ni nada, en fin, costumbres burguesas de hace 60 años; pero hace unos años estoy tomando mucho mate.
Y me enamoró la identidad del mate, su pertenencia a la cultura guaraní, al noreste de Argentina. Es un símbolo re estereotipado pero, si realmente te corrés a un costado y lo ves desde afuera, decís: ´Esto es re especial´”.

Tenés en general esto de conectar con lo autóctono, con lo local… Entiendo que en tu trabajo lo realizás mucho, tratás de poner en valor lo que tenemos como país y la identidad argentina. No sé si va por ahí, ¿es tu intención?
“Sí, es súper consciente. Hay muchas formas y maneras de representar qué significa Argentina, ¿no? Hacerlo desde las distintas culturas a veces genera divisiones, pero hacerlo desde los animales autóctonos, pienso por el lado más positivo de que nos habla a todos. A nivel historia, a los pueblos originarios no se les dio demasiado protagonismo, incluso por el contrario; se los silenció y se los marginó. Con la fauna autóctona argentina pasó algo parecido.
Tenemos en nuestro imaginario colectivo ciervos o lobos de Disney, de Europa, y no un animal como el aguará guazú, que es como un zorro medio lobo con las patas gigantes. El tipo da para unas historias terribles.Me gusta mucho recordar que tenemos una fauna increíble a la que no se le ha prestado la atención debida y que incluso está en peligro de extinción en muchos casos.
Y eso a veces lo uso para conjugar y resaltar aspectos culturales. Por ejemplo, en el mapa que hice para Mapoteca en los elementos que resalto de Argentino está el lobo marino que es como Aníbal Troilo tocando el bandoneón, hay una mulita que es medio uruguaya, medio argentina tomando mate, y hay un aguará guazú como docente rural, destacando la importancia histórica y actual de la educación pública de Argentina, me gusta jugar con eso”.
¿Puede ser que muchas de tus obras con animales paradójicamente hablen sobre los humanos? ¿Te proponés dar un mensaje?
“El mensaje que trato de dar o por lo menos me gustaría que se entienda es ecologista, creo que es de las cosas que más me gustaría transmitir. Necesitamos cambiar la manera en la que nos relacionamos con el mundo y la naturaleza.
De hecho, terminé hace poco de ilustrar el libro “Una gran familia”. El autor, Santiago Ginnobili (@sg201175) es investigador del CONICET, experto en Darwin y el libro lo escribió para explicarle a Elena, su hijita de 10 años, sobre la evolución. El mensaje es que todos los seres vivos del planeta tierra pertenecemos a una gran familia, a partir de células que se fueron multiplicando. Mirar a un lagarto y decir que es algo absolutamente ajeno, no es real ni ideológicamente ni fácticamente. Venimos del mismo lado. Nos creemos otra cosa y no dejamos de ser una célula que evolucionó y nos convirtió en estos seres complejos que somos, pero seguimos siendo parte.

Tanto por el camino de las culturas milenarias que incorporaban elementos de la naturaleza en su cultura, como desde un lado biológico y científico moderno, el camino es uno: somos una cosa con el planeta.
Además de amar los animales, es un poco recordar a los humanos como animales. Necesitamos todas las cosas que necesitan los animales, pero nos consideramos especiales y nos cortamos solos”.

Hay una frase tuya que me quedó grabada: “Hackear la lógica de la realidad”. ¿Es eso lo que hacés con tu arte?
“Sí y es algo que hacemos con Vero a través del taller `Inventores de Mundos´. Hay mucho de realismo mágico: introducir lo imposible en lo cotidiano. Es una de las cosas que más disfruto y que más llevo a mi trabajo. Inspirado por autores que me influyeron, como Cortazar, Ray Bradbury. Me encanta.
Viene por un lado de nunca dejar de sorprenderse con el mundo y de no tomar las cosas como son, sino de preguntarse si podrían ser de otra manera, esa manera puede ser fantástica o simplemente dar vuelta las reglas que tenemos como sociedad y como mundo, y bueno eso en una ilustración puede ser jugar con la gravedad, con el tamaño de los elementos, y de los personajes, y con las cosas que son posibles o no que hagan. Eso me identifica mucho.

Hackear las lógicas en las que nos movemos es básicamente establecer algo disparatado o colocar algo que parezca súper normalizado en nuestra sociedad como una excepción. Esa sensación de jugar con lo imposible”.
¡Mucho para reflexionar después de charlar con Guido. A no dar nada por sentado, ni en la vida ni en la naturaleza, a jugar, a cuestionar, a retomar el sentido de pertenencia de este todo del que somos parte y crear nuevas normalidades!
“Muy limitado o muy inconscientemente, me encanta pensar que a través de mi trabajo genero consciencia y comunico la necesidad de que cambiemos como humanidad. Me encantaría que eso vaya en aumento junto con mi carrera. Mi voluntad de seguir comunicando y concientizando.Contamos con información necesaria para saber de alguna manera qué cosas no hay que seguir haciendo como sociedad. Claramente, no podemos seguir tratando al planeta como si tuviésemos recursos infinitos. Mi pensamiento es que no se trata de más conocimiento y más información. Somos seres muy emocionales y acá es donde entra por ejemplo el arte. Ahí me gustaría que mi trabajo influyera en la gente y en la sociedad. Necesitamos emocionarnos cada día”.
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