Meri Rial: “El bordado me conecta con muchas mujeres de mi familia”

Este #MartesDeArte lo encaramos distinto. Con hilo, aguja y miles de puntos y puntadas. En esta ocasión, convocamos a Meri Rial de @Kuro.Bordados para que intervenga un frasco BEEPURE desde lo textil.

Sí, chicos, tal como leen: ¡vestimos a nuestra adorada miel con un súper atuendo bordado! Spoiler alert: ¡quedó preciosa! (*se le llenan los ojos de lágrimas*).

Meri nos contó cómo su linaje femenino y la tradición de bordar que se pasó de generación en generación es lo que la condujo a esta pasión. Así como también la inspira en su obra constantemente, es una conexión con sus antepasadas que mantiene vivo un lenguaje y un arte que las une.

Es muy interesante entender cómo este oficio, que durante tanto tiempo se consideró como una tarea doméstica o de recreación exclusiva para mujeres, tiene un poder que se ha subestimado.

No te quiero sugestionar, pero es probable que al terminar de leer la nota te den muchas ganas de bordar. Sorry, not sorry.

Al final de la nota vas a encontrar un video 360º del frasco, ¡nosotros no damos más de la emoción! Esperamos que te haga sentir lo mismo a vos.

– ¿Cómo te definís como artista?

Hace muy poco me empecé a definir como una artista. Durante mucho tiempo entendí al bordado como una actividad manual hasta que, a medida que estudiaba, aprendí que el bordado fue siempre dejado en lo último de la lista de las artes (o ni siquiera entraba) por ser principalmente practicado por mujeres.

Me di cuenta de que llamarme a mi misma artista era algo que iba un poco en contra de eso. Es feminista llamarme artista siendo bordadora y por eso lo empecé a hacer. Y, aunque me cuesta aún, hoy me defino como una artista de la aguja y el hilo.

¿Por qué bordado? ¿por qué hilos?

En mi casa siempre estuvo muy disponible todo lo que era textil. El costurero de mi mamá era enorme y siempre me llamó más la atención jugar con los elementos que había en el costurero que con Barbies o muñecas. Si jugaba con muñecas era para hacerles un vestido, por ejemplo. Mi mamá siempre me alentaba a que los usara.

Lo textil me llamo la atención desde muy chiquita, incluso customizaba mi ropa. Lo tenía muy a mano, siempre había telas e hilos de bordar, cajas y cajas.

Vengo de familia de bordadoras y todos los fines de semana cuando mi mamá preparaba una linda mesa había un mantel bordado. Tiene muchos bordados por abuelas, tías abuelas, primas, que siempre me resultaron súper inspiradores.

Hay un mantel en particular que mi mamá siempre usa en pascuas que me parece increíble. Me estoy dando cuenta, a medida que te lo digo, que esos conejos antropomorfos que estaban bordados en ese mantel influyeron muchísimo en lo que yo bordo hoy.

 

¿Qué te inspira? ¿Qué es lo que más te gusta bordar?

Me inspiran mucho las plantas y los animales. Vivo en un cuarto piso y desde la ventana de mi estudio se ven mucho verde y árboles nativos. Mi mamá es paisajista y crecí en una casa que tenía un jardín muy lindo con un montón de plantas de especies distintas. Cómo van cambiando las plantas de acuerdo con la estación es algo que siempre me pareció fascinante.

El bordado me conecta con muchas mujeres de la familia y las plantas con la única mujer de mi familia que no bordó, que es mi mamá.

También me inspira intercambiar opiniones con mis alumnas del taller de bordado, tanto en sus trabajos como en los míos. Siempre me dan un punto de vista nuevo y eso está buenísimo.

 

¿Quién te enseñó a bordar? En el caso de tu familia, ¿es un oficio que se pasó de generación en generación?

Mi abuela bordadora no era muy de “vení que te enseño”. Pero la veía bordar, arreglar, zurcir y usar la máquina de coser. Nunca concretamente me enseñó, pero al estar en contacto con eso me lo transmitió de alguna manera.

Hubo todo un período de mi adolescencia donde no bordé. Hasta los 12 bordaba y después lo abandoné porque había otras cosas que me parecían más importantes. Lo retomé cuando empecé a estudiar diseño textil y la facultad me pedía que volviera a bordar para trabajos prácticos. Y ahí empecé a enseñarle a compañeras; de ahí devinieron las clases.

 

¿Disfrutás de dar clases de bordado?

Empezar a dar clases de bordado hizo que mi autoestima pasara por otro lado. Antes me preocupaba mucho por cómo era yo, en mi imagen, en un montón de cosas que no tenían que ver con lo que yo podía dar.

Hoy mi autoestima pasa porque me encuentro muy satisfecha con el hecho de que mis alumnas encuentran en mi espacio un lugar para crear, para charlar, para intercambiar con otras mujeres y que se vayan contentas de ahí.

Es lo que más me llena, siento que estoy bien, que estoy haciendo algo bueno para los demás. Lo hago por mí, porque es algo que me gusta, pero además siento que le estoy dando a las mujeres una herramienta para vivir una vida más linda.

Las clases a mí me dieron amigas y un grupo de pertenencia. Antes quizás no tenia tanto con quién hablar de esto que tanto me gusta hacer, y con mis alumnas ahora también tengo compinches y eso es lindo.

 

¿Cómo integrás el arte a tu vida?

No lo integro a la vida, sino que mi vida se integra a mis momentos de bordado. Es algo muy prioritario en mi día a día.

Me siento súper agradecida al universo por tener esta vida porque entiendo que no todo el mundo puede vivir de lo que le gusta hacer y yo, por ejemplo, ayer estuve 14 horas bordando (literalmente).

Entiendo que al ser una actividad lenta uno tiene que dedicarle mucho tiempo y ese tiempo yo lo tengo. Es más cómo me amoldo yo con el resto de mis actividades alrededor de todas las horas de bordado.

 

¿Y cómo hacés para llevar adelante una actividad que tiene un ritmo tan pausado en la vorágine del día a día?

 

Es difícil porque yo dependo mucho de estar conectada a las redes sociales para la difusión de mi trabajo y es algo que trato de equilibrar de alguna manera.

La lentitud del bordado es algo que me atrae. Si bien a veces me da un poco de ansiedad querer verlo terminado, en ese momento me acuerdo de que en parte bordo para bajar las revoluciones, para ayudar a que mi cabeza funcione bien en este mundo tan veloz.

 

¿Para vos bordar es terapéutico? ¿Lo recomendarías como una herramienta para aliviar el estrés o la ansiedad?

El bordado es 100% terapéutico para mí. Estoy leyendo un libro que se llama “Threads of life” donde habla de cómo muchos personajes históricos, mujeres, usaban el bordado para equilibrar lo que posteriormente se supo que eran enfermedades mentales dentro de los trastornos psicológicos. Entonces pienso que tiene 100%  un efecto de equilibrio de la cabeza, totalmente.

¿Y cómo lidiás con un bloqueo creativo?

Si es un bloqueo chiquito lo resuelvo haciendo otra cosa, paseando a mis perras por ejemplo. Con una interrupción cortita arranca de vuelta.

Si me cuesta más empiezo un proyecto de otro tipo, por ahí pinto o dibujo o preparo clases. Voy mechando el preparar clases con mi propia obra.

Si el bloqueo es muy profundo, siempre me sirvió tomar clases de algo dentro de la índole del arte, aunque quizás no sea puntualmente bordado: algún curso sobre el armado de paletas de color o alguna cosa más textil pero no tanto de bordado. Me ayuda a recuperar las ganas de hacer.

Igual es raro que me bloquee porque siempre necesito estar haciendo, así que por más de que lo que esté haciendo me parezca una porquería lo hago igual porque necesito tener las manos ocupadas.

 

¿En qué te inspiraste para intervenir el frasco BEEPURE? ¿Por qué la consigna que te propusimos (“compartir es natural”) devino en esta ilustración bordada de flores autóctonas y abejas?

Lo que pensé es que las abejas trabajan juntas para mantener ecosistemas enteros. Y me encantó el tema de las flores nativas porque BEEPURE es una marca de acá y me pareció que englobaba todo; además de que se mantenía dentro de lo que yo suelo bordar que son flores y animales.

Como te dije antes, es probable que al terminar de leer esta entrevista te den muchas ganas de empezar a bordar. Hace 3 años asisto al taller de Meri y me animo a decir que el bordado en algunos aspectos es un aliado que cambió mi vida.

No estoy segura de que sea la expresión artística adecuada para todo el mundo, pero sí estoy segura de que si logré que esta entrevista te llamara la atención, definitivamente tenés que atender ese teléfono. 

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