Personas que nos inspiran: Clari Alonso nos comparte cómo se conecta con el presente

Actriz, yogi, viajera frecuente y jardinera amateur. Clari Alonso tiene muchas facetas más de las que vemos en la pantalla, pero la que más me gusta es la que conocí el otro día, cara a cara (casi) cuando la entrevisté para que me cuente sobre su día a día. 

Del otro lado de la pantalla me encontré con una persona auténtica, que se notaba que estaba conectada con sus emociones y con el presente. 

Clari me recibió a pesar de estar con la agenda llena promocionando su último proyecto y con eso ya me conquistó. “Entrelazados” es la primera producción de Disney Latinoamérica para Disney+ que se estrenó el 12 de noviembre dentro del marco de la celebración de 2 años de la plataforma en el mundo. “Es una serie hermosa de 10 capítulos, la historia es divina y la música es espectacular”.

Cuando empezamos a charlar, lo que más me intrigaba sobre ella era cómo una persona que de alguna manera tiene el compromiso o la responsabilidad de tener presencia constante en redes podía evitar caer en ese espiral al punto de desconectarse de lo real. 

¿Cómo puede uno tener una presencia online sin perder conexión con la realidad?

Cuando arranque a trabajar las redes se usaban más esporádicamente. No era como ahora que estamos minuto a minuto subiendo todo el tiempo contenido. Para mí fue algo paulatino y se dio de manera natural. Trabajar con Disney me fue formando sobre cómo hablar y qué decir. 

 

En pandemia sentía que había ciertas temáticas que surgían y desaparecían rápidamente pero que exigían al creador de contenido que levante bandera y emita opinión. Como me lo tomo con mucha responsabilidad y compromiso, me generaba apuro tener que decir algo si no estaba convencida. 

 

Eso me generaba ansiedad o me ha generado ansiedad. En este momento estoy más tranquila porque aprendí que cada uno tiene su tiempo y si hay algo que no quiero comunicar no lo comunico, más allá de la exigencia de ciertas personas. Uno no puede estar a la altura de todas las expectativas.

 

Me encanta ver que personas influyentes puedan compartir su vida sin obviar los momentos de vulnerabilidad, y en varios ocasiones vi cómo compartís tu experiencia y comentás sobre momentos en que te sentiste insegura o ansiosa, ¿cómo llegaste a eso?

 

Creo que empezó a surgir porque tomé conciencia sobre lo que estaba mostrando. Uno entra en la vorágine de mostrar su vida en Instagram y, que al ser fragmentos elegidos, termina siendo una parte muy reducida. En un momento pensé: ¿qué estoy comunicando? ¿Me refleja? ¿Qué hago con toda esta red que tengo acá? 

 

Yo soy una persona muy vulnerable y muy sensible y no quiero ocultar eso.

 

De pronto me di cuenta de que no lo estaba mostrando en esa selección, me di cuenta que era algo que le pasaba a mucha gente y que es parte de la vida. Las redes sociales te llevan a eso, a esa sensación de inseguridad, a estar mirando constantemente la vida de los demás, pero no por eso la vida de los demás es mejor. Tener esa perspectiva te llena la cabeza de información innecesaria.

 

Estaba dedicando muchísimo tiempo a las redes sociales. Y lo que me genera ansiedad no es realizar contenido sino consumir. 

 

Entonces, seteé un límite en la configuración del teléfono. Le dediqué 3 horas por día a redes sociales. Esto me hacía tener conciencia y me permitía distribuir mejor el tiempo. Hacia que vuelva finito el tiempo de utilización y me sirvió un montón. 

 

Aprendí que yo podía controlar a las redes y sacarles un poquito de poder ellas de controlarme a mí.

 

También saqué las notificaciones, no me notifica de nada el celular. Y borré las notificaciones de los likes de la gente, eso me generaba ansiedad porque sentía que me medían el rendimiento constantemente y entraba en una competencia conmigo misma semana a semana. 

 

¿Y cuál es tu cable a tierra?

 

Cuando cuido de mis plantas, cocino y practico yoga son momentos en que me desconecto. Suelto el celular. Escucho música o algún podcast y estoy ahí. Me olvido de las preocupaciones, saco mi cabeza de todo lo que tengo que hacer y me conecto con lo que estoy haciendo. 

 

Al yoga llegué por casualidad. Me lo habían recomendado un par de personas pero como era inquieta y más del baile, hace 9 años no me llamaba siquiera la atención. 

 

La primera vez que fui a la clase no entendía nada, estaba re dura, pero con los días fui aprendiendo. 

 

De repente tu cuerpo se vuelve flexible, se fortalece; no sabía la cantidad de cualidades positivas que el Yoga tenía para mi cuerpo y para mi mente. Y sin querer se transformó en una necesidad. 

 

Quería hacerlo porque me hace bien, me conecta y desconecta. Me recontra fortalece. Invito a todo el mundo a hacer yoga, no importa la edad, la experiencia, el tipo de cuerpo. Hay distintos estilos y está bueno encontrar buenos maestros.

 

En la ciudad, que tiene su ritmo y su vorágine, el yoga invita a bajar un poco el ritmo. Para mí es fundamental, sobre todo para la ciudad. No necesitás mucho espacio, lo podés hacer en cualquier lado, solo o acompañado.

 

Y cuando vivías saltando de ciudad en ciudad, ¿cómo vivías ese estilo de vida?

 

En un momento se dio de manera natural. No tenía otra opción. La vida que tenía me invitaba a moverme de ciudad en ciudad, saltando de país a país, tenía que estar lista para lo que sucedía. 

 

Mis amigas se reían porque decían que yo preparaba las valijas muy rápido. Una valija de mano y salía. Tenía que volverme práctica. 

 

En una época viví durante seis meses en Europa por una gira, y de repente se hizo el invierno y tenía que comprarme algo y dejar cosas en algún lugar. Por ejemplo, en esa época me habían dado unos premios en Italia en un festival de cine, y me acuerdo de tener que tirar a la basura una placa gigante. ¡¡Es que no tenía cómo trasladarla!! ¡¡no podía!! El otro día encontré que en realidad había tirado la caja enorme pero guardé la plaquita, pero todo lo otro ¡ya está!

 

A Buenos Aires volví de paso pero me terminé quedando. Alquilé un departamento y mi consigna fue: “alquilo este espacio pero no voy a comprar nada”. La idea era no acumular, pero bueno, quedó en el olvido. Me fui quedando y ahora es mi hogar.

 

Y en este hogar aprendí a cuidar plantas. Antes se moría cualquier cosa que tenía, creo que era porque no estaba mucho tiempo en el mismo lugar. A las plantas hay que conocerlas, entender sus cuidados y estar atenta. Ahora soy experta en el cuidado de mis plantas. Tanto el balcón como en la casa estoy llena de plantas.

 

¿Qué aprendiste sobre el cuidado de las plantas?

 

Es muy lindo ver cómo el paso de los días modifica las plantas y cómo nunca sabes para dónde van a disparar. Qué increíble cómo mutan de maneras hermosas y de repente sacan colores y van cambiando con los días, ves las hojas crecer y desenvolverse y transformarse, es hermoso. Ahora descubrí que hay unos bichitos que están comiendo una de mis plantas y todos los días después de desayunar me fijo que esté todo en orden

 

Es cuestión de estar atento. De repente uno pasa por la vida sin mirar demasiado ni prestar atención. Si prestás atención, te das cuenta qué necesita.

 

Charlar con Clari fue como un brisa de aire fresco. Me dieron ganas de prestarle más atención a lo que me rodea y me llevó a pensar cuáles son mis cables a tierra. ¿A alguien más le dio ganas de apagar las notificaciones del celular?

 

¡Brindo por un mundo con gente más conectada con sus emociones y el presente! Chin, chin.

 

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