¿Qué hace falta para cumplir un sueño?
¿Alguna vez cumpliste un sueño? No vale ir derecho a pensar en ese sueño mega complicado que nunca se dio. Pensá en algo simple, algo chiquito. Estoy segura de que ya estás sonriendo solo por recordarlo.
Si todos tenemos la capacidad de soñar, ¿qué diferencia hay entre los que viven de sus sueños y los que no los alcanzan? ¿Es el contexto, el coraje, la voluntad, la motivación o la pasión?
¿Y qué mejor que hablar con alguien que vive en función de su sueño para contestar esa pregunta?
Hablamos con Micaela Levaggi, Carlos Layoy y María Ayelén Diogo, tres atletas de alto rendimiento que representan a nuestro país en el mundo.
Ellos sí que saben de sueños: desde chicos tienen un objetivo y hace años trabajan cada día enfocados en un plan más grande. Horas de entrenamiento, de esfuerzo, de buscar el equilibrio entre su vida social y su vocación.
María Ayelén Diogo es deportista de alto rendimiento y es medallista sudamericana. Aunque en la pista corre sola, siempre que habla de sus logros habla en plural.
Carlos Layoy es un atleta especializado en salto en alto y tiene el orgullo de haber marcado un récord nacional en su disciplina. Para él, “representar a mi país en algún deporte siempre fue mi sueño”.
Micaela Levaggi es campeona sudamericana de atletismo y cuenta que gracias al deporte descubrió su propio valor. Ese camino que empezó cuando tenía 13 años lo primero que hizo fue abrirle los ojos para mostrarle que ella era buena en algo, y a medida que siguió avanzando descubrió muchas más verdades.
Las historias de estos atletas me hicieron acordar a los comienzos de BEEPURE, un sueño que con mucha dedicación (y un poco de coraje) hoy es una realidad.
La importancia de la red de contención
Si bien cada uno parte de un lugar distinto del mapa, practica una disciplina distinta y entrena a su manera, todos coinciden en algo: de no haber sido por las personas que los acompañaron y apoyaron en su camino, no estarían donde están ahora.
“Uno solo es muy difícil que llegue a conseguir cosas como las que conseguí yo en lo deportivo. Tiene que haber una familia detrás, el sostén es muy importante”, me explicó Carlos.
María también hizo hincapié en su equipo, “yo hablo de nosotros porque para mí María Diogo no soy yo, es toda la gente que me acompaña y que está atrás mío”.
Micaela siempre contó con el apoyo de sus padres, a pesar de que en un principio creían que el deporte no era cosa de mujeres.
En su camino, los fundadores de BEEPURE aprendieron que la combinación de socios es clave y que el secreto está en confiar en la capacidad de la gente que te rodea.
A pesar de que a veces no todos los socios coincidían en la misma dirección que había que tomar, prevalecía la confianza en el equipo como un todo. Y así fue como, aunque algunos de ellos no confiaban en que el azúcar mascabo “era el futuro”, hoy están orgullosos de haber seguido ese instinto.
Y que la rueda siga girando
Es imposible escucharlos hablar sobre estas personas que los acompañaron sin sentir el agradecimiento en todo lo que dicen. Y lo que más me emocionó es que, en todos los casos, ese agradecimiento lo transforman en acción.
“La idea es que la cadena siga. Que no nos quedemos con conseguir cosas para nosotros, sino también en seguir ayudando”, plantea Carlos.
Por ejemplo, Micaela recibió mucha ayuda de la ONG Palestra, en Mar Del Plata, una organización que brinda actividades y talleres gratuitos, además de contar con un hogar de niños y residencias juveniles. Hoy ella enseña atletismo en una plaza y colabora en todo lo que puede.
María también da clases en la Escuela Municipal de Atletismo de Puerto Madryn. Su rol hoy es de atleta, pero siempre que puede se suma a los viajes de los chicos y acompaña a su entrenador, además de barrer la pista y limpiar el depósito cuando hace falta. También es madrina del programa “doble carrera”, un proyecto que inició el gobierno de la nación que busca acompañar a los estudiantes que aparte tienen una profesión como deportistas.
Carlos también elige apostar en los niños. El año pasado se recibió de profesor de educación física y su plan es fundar una escuela de atletismo en su ciudad.
“Hay muchas escuelas rurales en las que los chicos que no tienen acceso a otra cosa que no sea trabajar desde muy chiquitos. La idea es poner escuelitas de iniciación deportiva porque creo que los nenes se merecen eso. El deporte abre muchísimas puertas. Creo que la forma de devolverlo es esta. Todos tenemos que tener la oportunidad de soñar”.
Sacrificio Vs inversión: ¿cómo lo ves vos?
“Cuando tenés un sueño, un objetivo claro, no lo ves como un esfuerzo. Lo hago encantado. Mi sueño es ser atleta olímpico”, explica Carlos, “me propuse clasificar en los juegos de París 2024 y cuando uno tiene algo claro no mira para los costados”.
“Lo que mas define es el amor que siento por el deporte que hago. Es lo que me da la motivación de todos los días, de no tener excusas, aunque llueva, me duela algo o sean las 5 am. Si no está el amor por lo que uno hace, esa motivación y esas ganas tampoco existirían” explica María.
Hablando con los fundadores de BEEPURE, me admitían que nunca se van a olvidar de la época en que iban a la fábrica a las 5 am habiéndose dormido a las 2 am después de envasar manualmente todos los frascos de miel. Así como nunca van a dejar de festejar los logros con la misma alegría que los festejaban en un principio.
Sobre los errores, los aprendizajes y lo que no sale como nos hubiese gustado
En el 2016 a Carlos le sacaron todas las becas porque bajó su rendimiento. Ese fue un punto cúlmine en su carrera, porque podría haber renunciado a su sueño pero en su lugar encontró la manera de volver al ruedo.
“El 2016 fue la gota que rebalsó el vaso, fue una consecuencia de venir haciendo años muy malos. Lo analicé y llegué a la conclusión de que venía haciendo las cosas mal en muchos sentidos. No me cuidaba en lo que me tenía que cuidar para estar en alto rendimiento. (…) En un momento estaba enojado conmigo mismo por haber hecho las cosas mal; pero después hice las paces con el hecho de que no se puede volver el tiempo atrás. Se aprende de las cosas buenas y malas, y más de las malas, elijo tomarlo para no volverlo a hacer”.
“Obstáculos vamos a tener siempre. Caernos, vamos a caernos siempre. Pero tenemos que levantarnos y seguir con más fuerza. Porque cuando uno realmente se propone algo tiene que darle al 100% y, si no llego, me voy a quedar tranquilo de que lo intenté y creo que eso es lo más gratificante que hay”.
Si algo aprendieron los socios fundadores a lo largo de la historia de BEEPURE es que las cosas nunca salen como están planeadas. La diferencia está en qué se hace una vez que eso pasa. ¿Qué aprendizaje te llevás? ¿Cómo vas a seguir? ¿Con qué actitud vas a encarar los próximos pasos?
Cuando las cosas salen mal, Micaela tiene una técnica muy específica: “Trato de ver qué es lo que no hice o hice mal, y ver si fue algo que estuvo más allá de mi alcance. Después, trato de que eso no me quede en la cabeza, y en su lugar me concentro en las veces en que sí me fue bien. La clave está en que el resultado malo no te inunde todo lo demás”.
¿Qué diferencia hay entre los que viven de sus sueños y los que no los alcanzan?
Escuchando sus testimonios, podemos ver tres puntos que tienen en común:
(1) El sostén de una familia o equipo es fundamental y un requisito casi obligatorio. Y de este concepto, se desprende la idea de que si no hacemos que la rueda siga girando, y no invertimos en motivar a otros o darles sostén para que cumplan sus sueños, la cadena se estanca.
(2) Que para poder seguir es importante cambiar el mindset y dejar de ver el esfuerzo como un sacrificio para empezar a verlo como una inversión. La clave para lograrlo es hacerlo motivados por el amor por lo que hacemos.
(3) Aceptar que eventualmente algo va a salir mal (o muy mal) y enfocarnos en qué podemos hacer después de que eso pase.
Al fin de cuentas, cuando miramos para atrás a todo nuestro camino recorrido, y vemos los esfuerzos que hicimos para llegar hasta donde llegamos, entendemos que no podía ser de otra manera. Todo lo que invertimos cobra sentido y ya nos sentimos ganadores solo por haber seguido en el camino.
“La parte que más me gusta es cuando rompés el límite; cuando ya no podés más y seguís. Al final puedo más de lo que yo misma creo. Mis ganas o mi fuerza mental o el corazón a veces pueden más que mi propio cuerpo. Me hace sentir más poderosa”, y con esa reflexión Micaela nos robó el corazón para siempre.
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