¿Hay algo más lindo y puro que celebrar a tu niño interior?
“Lo esencial es invisible a los ojos”. Lo repetimos, pero ¿lo sentís? Cuando ves ese famoso dibujo ¿ves una serpiente que se comió un elefante o un simple sombrero?
Te invito a que el domingo, además de festejar a los niños que te rodean, también te tomes un ratito para abrazar a tu niño interior.
A veces nos avergonzamos de cosas que hicimos en nuestro pasado, o de talones de Aquiles que no logramos superar, y perdemos de vista que todos nuestros pasos formaron a la persona que somos hoy.
Hay mucho que agradecer y mucho por rescatar de aquella faceta dulce, inocente y creativa que marcó nuestra niñez.
No se puede superar obstáculos sin creatividad, no se puede reírse a carcajadas sin entregarse despreocupadamente a la alegría, y no se puede confiar en el otro sin una cuota importante de inocencia y vulnerabilidad.
Celebrá al niño que hay en vos y cruzá los dedos para que nunca se escape. ¡Feliz día!
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